Libertad en la relación
Un poeta romántico como Byron o Bécquer, con su visión salvaje y atormentada de los sentimientos, no veía el amor de la misma manera que un psicoanalista de renombre como Freud, que formaba su visión a través del contacto con los pacientes.
Hoy en día, conceptos como el amor siguen siendo bastante difusos y siguen surgiendo diferentes teorías sobre ellos. Al tratarse de actitudes, experiencias y emociones de cada uno, es complejo crear una definición sensata que se ajuste a todos.
No obstante, podemos centrar el concepto de amor en la virtud, el afecto, la compasión, el apego, los sentimientos y emociones positivas, etc. Es decir, un torrente de sensaciones que permiten al ser humano sentirse mejor consigo mismo y con su entorno.
¿Puede el amor hacernos libres?
Ha llegado el momento de intentar responder a la gran pregunta: ¿Puede el amor realmente hacer libre a una persona? La verdad es que sí, aunque debemos matizar algunos puntos antes de responder categóricamente a esta pregunta.
Como hemos dicho, cada persona puede ver el amor desde un contexto diferente. Lo que para mí puede ser un campo de experimentación sentimental y emocional para otro puede centrarse en aspectos puramente filosóficos.
Sin embargo, considerando el concepto de libertad como la capacidad del ser humano de actuar con su propia voluntad bajo un entorno de normas, y sabiendo que el amor, desde cualquier perspectiva, tiene una serie de condiciones como el afecto, la fidelidad o el cariño, está claro que es posible ser libre a través del amor.
Sin embargo, el amor y la libertad nunca deben confundirse con la felicidad. Las relaciones pueden estar llenas de afecto y ser caóticas, tormentosas e incluso vacías. Nada de esto está en contradicción, pues ninguno de los conceptos de libertad y amor implica necesariamente la felicidad.
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