Segundas oportunidades
- Ese factor de bienestar subjetivo. Uno se siente más feliz cuando perdona a otra persona. El estudio transnacional corrobora lo que han demostrado las investigaciones sobre individuos, y sugiere que ser magnánimo compensa en términos de tus propios beneficios emocionales.
- La gente puede cambiar. Otras investigaciones sobre por qué hay que dar segundas oportunidades se centran en la idea de que la personalidad no está grabada en piedra. Las personas pueden aprender de sus errores y, cuando les das una segunda oportunidad, les permites demostrarlo.
- Es práctico y ahorra energía emocional. Le diste a tu mecánico el trabajo de arreglar una válvula defectuosa y ahora se ha vuelto a romper. Puedes contratar a otra persona para que la arregle, pero esa persona sabrá menos que el mecánico que lo intentó la primera vez. Del mismo modo, tu anterior pareja sentimental puede haber hecho cosas que provocaron tu ruptura, pero cuando empiezas con alguien nuevo, vuelves a estar como al principio. Una vez que se te pase el enfado, pulsar el botón de "reset" de la primera pareja puede darte una mayor comprensión y aprecio por esa relación.
- Te gustaría que la gente te tratara igual. Dale la vuelta a la tortilla e imagina que eres tú quien necesita una segunda oportunidad. ¿No te sentirías mejor si te dieran la oportunidad de volver a intentarlo? Tanto si se trata del coche que te han contratado para arreglar como de la relación que dio un vuelco por tus propios errores, es bueno saber que alguien está dispuesto a darte una oportunidad para redimirte.
Cuando el error no es tan grave como para acabar con una relación
Hay algunos errores, más bien ofensas, que pueden tener consecuencias graves. Pero la mayoría de los errores no son lo suficientemente graves como para acabar con una relación. Tómate tu tiempo y piensa en ello. ¿Ha sido tu pareja una víctima de las circunstancias? ¿Es la primera vez que ocurre algo así? Evalúa la situación con detenimiento y no te precipites. Si crees que lo que hizo fue una desviación de lo normal y que no puede volver a suceder, definitivamente debes darle una segunda oportunidad.
Cuando la pareja acepta su error
Muchas veces, ciertos errores pasan desapercibidos, pero si tu pareja reconoce sus meteduras de pata, demuestra que la persona está realmente arrepentida. Darse cuenta de la propia falta y aceptarla no es una tarea fácil. Si una persona lo hace, se merece de verdad una segunda oportunidad.
Cuando se trata de confianza, respeto y lealtad
Una relación no se sustenta sólo en el amor. Hay otros elementos implicados como la confianza, el respeto y la lealtad. ¿El error de tu pareja ha hecho que le respetes menos? ¿O ha roto la confianza que ambos compartían? Piensa bien en todos estos factores. Si crees que los cimientos de vuestra relación siguen intactos, merece la pena darle una segunda oportunidad.
Si los actos de tu pareja hablan más que las palabras
En lugar de llegar a una conclusión precipitada y poner fin a la relación, espera y observa durante un tiempo. Si tu pareja ha prometido que va a cambiar y sus palabras se reflejan en sus acciones, tómalo como una buena señal. Por ejemplo, si te enfadaste con tu pareja por mentirte sobre el dinero pero ahora ya no lo hace, ¿qué tiene de malo perdonarle por un error del que ha aprendido la lección?
Cuando ambos quieren que la relación funcione
Una persona merece una segunda oportunidad cuando se disculpa de verdad y quiere que la relación funcione. Y cuando le das una segunda oportunidad a una persona, significa que tú también quieres lo mismo, ¿no? Cuando ambos tienen el mismo objetivo de una relación feliz y sana, ¿qué puede ser una señal más positiva que ésta para perdonar a tu pareja?
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