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Tropezar con la misma piedra

Tropezar con la misma piedra
El ser humano es un animal de costumbres. Tal vez cometer errores se ha convertido en un hábito y por eso has elegido recoger la piedra del suelo, y llevarla contigo allá donde vayas. Solemos quejarnos de la rutina y de hacer siempre las mismas cosas porque nos aburrimos… ¿y si nos ponemos a pensar en lo que repetimos inconscientemente y nos hace sufrir o estar tristes? Si dijiste que no ibas a volver a mentir, por qué lo hiciste, si juraste que no volverías con tu novio después de la última pelea, por qué saliste corriendo cuando te llamó pidiéndote perdón por enésima vez, si a principios de año tu objetivo era dejar de fumar, ¿por qué volviste a comprar cigarrillos hace unos días?

Tropezar con la misma piedra

Seguro que has pasado por más de una situación en la que te has equivocado una y otra vez con la misma persona, la misma actividad, el mismo pensamiento, el mismo trabajo... ¿por qué ocurre esto? Una explicación psicológica tiene que ver con la educación que hemos recibido desde pequeños.

De pequeños nos han dicho cómo hacer las cosas imitando a otra persona. Hemos visto a nuestra madre cepillarse los dientes para hacer lo mismo, hemos mirado a nuestro hermano mayor para aprender a montar en bicicleta, cómo el profesor escribía las letras en la pizarra... al igual que podemos haber aprendido a no ser cariñosos, a gritar o llorar cuando queremos conseguir algo, a discutir por todo, etc.

Cada interacción que tenemos con alguien, ya sea en nuestro entorno íntimo o no, nos moldea hasta convertirnos en lo que somos de mayores. Así, incorporamos en nuestra mente sucesivas instrucciones sobre cómo hacer cada cosa sin cuestionarla.

Por lo tanto, apegarse a la piedra que nos hizo caer tiene que ver con dos cuestiones importantes. Por un lado, el miedo a salir de la zona de confort en la que nos encontramos y, por otro, el hábito de hacer las cosas por repetición, tal y como nos han enseñado en el pasado.

Para romper estos hábitos, el primer paso es imaginar que nuestra vida no está delimitada por un recinto como una jaula o una pecera y, a continuación, darnos cuenta de que hay miles de formas diferentes de hacer lo mismo, con resultados incluso mejores que los que hemos conseguido hasta ahora.

Hacer más de lo mismo no nos dará resultados diferentes. Tenemos que cambiar nuestra estrategia.

 

¿Por qué a pesar de las buenas intenciones nuestra vida se convierte en un eterno bucle?

Lo tienes claro, te lo has prometido, te lo has jurado, dices que ya lo has entendido y sin embargo, a pesar de tu determinación de no volver a cometer los mismos errores, vas y tropiezas una y otra vez con la misma piedra.

Nos sentimos atascados, víctimas de la mala suerte o de una maldición, vivimos una y otra vez las mismas discusiones, los mismos errores, el mismo patrón para elegir pareja, trabajo y otras decisiones de la vida.

¿Por qué tropezamos con la misma piedra?

Tropezamos con la misma piedra porque vivimos la vida en piloto automático, no prestamos atención, caminamos, comemos, conducimos, trabajamos y hasta hacemos el amor en modo automático y aunque sea doloroso y difícil de creer es la mejor manera que conoce nuestro cerebro para garantizar nuestra supervivencia; a menos que le enseñemos otros caminos, caminos que nos lleven a dejar de tropezar con la misma piedra.

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